sábado, 1 de septiembre de 2012

Plan b

La vida acaba siendo todo lo contrario de como la imaginamos. Los hechos que en ella pasan, acaban siendo absurdos, patéticos e incluso infecciosos para nuestra memoria. Pero la locura que acompaña a la vida es viciosa y llena de sorpresas.
Si bien muchos de nuestros recuerdos son malos y deprimentes, siempre hacemos acopio de fuerzas e intentamos recordar aquellos momentos buenos, transformándolos como momentos espectaculares.
Buscamos la felicidad en todos esos momentos que nos muestran en libros, películas, series o canciones, pero no se asemejan en mucho a ellos, porque cada uno los valoramos de manera diferente.
Queremos tener nuestros propios recuerdos inolvidables de nuestra vida, pero en tantas ocasiones nos quedamos sentados, sin hacer nada, viendo pasar nuestras vidas y la de los demás delante nuestra, como ver la consumición de un cigarrillo.
Montamos un programa mental de lo que queremos hacer en esta edad o en tal lugar, sin darnos cuenta de que desperdiciamos los momentos más maravillosos con esas personas especiales, que tarde o temprano desaparecen de nuestras vidas, por uno u otro motivo.
El desgarrado aullido de un perro puede hacerte entrar en razón, como una bocanada de aire fresco tras ahogarte, y lo que quieres es vivir, tu vida, a tu manera, sin clichés baratos y sobados, sin remordimientos, sin dar explicaciones, sin ser juzgados.
Y te das cuenta, de que tal vez no estás hecha para eso, para lo que has luchado y transformado durante toda tu vida, no, tal vez no sea lo tuyo al fin y al cabo.
Pero, rezas a quien pueda escucharte, a lo dioses al destino...para que te dé una verdadera oportunidad y un camino seguro para llegar un puerto del que no partir nunca más.
Si, ves la vida pasar, y deseas cosas, en realidad solo deseas una cosa, pero está en tu mano que pase.
P.D. (Consejo al oído)Búscate un puerto donde poder echar amarras si tu plan A no funciona.