martes, 27 de marzo de 2012

Entramado de ramas cortantes: sentimientos

Cuando el dolor es lacerante, cuando las sonrisas ya no bastan, cuando todo lo que habéis vivido juntos ya no importa, te das cuenta de cuan hipócrita eres.
Sí, ya no basta una disculpa, ya no vale con una sonrisa a medias, no es suficiente nada de lo que hagas.
Y esa soledad fingida, ese no saber quien eres, eso que tanto te cuesta reconocer se vuelve en tu contra y te dice fríamente lo mal que lo estás haciendo todo.
Ya no tengo sueños que cumplir, tengo lo que deseaba. Y mi camino tiene una bifurcación, ¿cual tengo que seguir?. Estoy en un estado de irrealidad formada por las voces que me acompañan allí a donde voy, por los sentimientos que me hacen enfadar, por las acciones que me hacen dudar de todo esto.
Y cada palabra, cada gesto, cada mirada tienen un borde cortante que laceran mi piel, que me hacen sangrar lentamente para verme morir en el intento de crecer como persona.

jueves, 22 de marzo de 2012

PREPARATORIA: 29M


Mil caras se giran ante mi, mil voces me gritan en los oídos, mil pensamientos bullen en mi mente.
¿Qué es lo que está cambiando?¿Qué es lo que va mal?¿Qué es lo que tengo que buscar?
En este momento, en el que todo parece estar del revés, en el que parece que las cosas no van bien, en el que parece que da miedo mirar hacia atrás por si te asustas de lo que ves.
Sí, tengo miedo de ver atrás, tengo miedo de ver adelante. Porque mi pasado es truculento y mi futuro incierto.
¿Debo de quedarme sentada viendo como las hojas se marchitan? NO (que hermosa palabra)
No, debo de salir a la calle, de gritar lo que quiero para mi, de decirles a la cara a esos que están ahí arriba lo que nos están haciendo, los derechos que nos roban, los deberes que nos obligan a cumplir, las penurias por las que nos hacen pasar.



jueves, 15 de marzo de 2012

CHAPTER 1

Qué mas puedo decir de ti. No hay más que decir.
Y no puedo evitar echarte de menos, a pesar del tiempo cada vez que te recuerdo te quiero más. Es algo tan estúpido, tan atroz, que duele.
Recuerdo la primera vez que te ví, allí sola, recostada contra aquel muro, con tu pelo trenzado en una gruesa trenza que caía encima de tu hombro. Mirabas a lo lejos, tus ojos empañados todavía por el sueño, tus auriculares verdes y tu chaqueta vaquera raída.
El autobus llegó y tú despertaste de tu sueño, parecías asustada cuando la gente empezó a moverse para subir al vehículo.
Todavía había sombras de la noche por las calles, las farolas encendidas arrancaban destellos rojos de tu pelo, la escasa luz de la luna pintaba de blanco tu tez pálida y el incipiente aroma de la lluvia se mezclaba con tu perfume.
Eras maravillosa. Mi princesa entre plebeyos. Mi pequeña hoja de acanto. Mi niña lunera.
Todos los días te veía llegar, te apoyabas en el muro de cemento lleno de graffitis, a veces movías los pies al son de la música que escuchabas, te toqueteabas el pelo que llevabas trenzado, recogido en una cola de caballo o en un moño desenfadado, bostezabas y te tapabas la boca en el último momento, suspirabas muy fuerte y mirabas el reloj de tu muñeca continuamente. Tus tics nerviosos eran la cosa más bella que había visto hasta el momento.
La primera vez que hablamos fue dos meses y tres días después de haberte conocido, porque yo ya te conocía de mucho antes, sabía que eras tierna, honesta, soñadora, inteligente, veraz...
Fue una mañana de otoño, llovía, las gotas eran finas e insistentes, empezaba a hacer frío, y llegaba tarde.
Recuerdo que salí de mi casa a las siete y media, había dejado a mi madre preparando el desayuno para el cerdo de su marido, llegaba muy tarde, tendría que ir corriendo para coger el autobus. Las calles estaban desiertas a esas horas, sólo se veía a algún gato mojado y esmirriado, algún repartidor de pescado y comestibles, eran horas demasiado intempestivas para los carteros. Pasé como una bala por la barbería de la esquina y me choqué contra algo, contra alguien más bien.
Se me cayó la mochila, un montón de papeles salieron volando, se quedaron pegados al suelo mojados y con la tinta corrida. En seguida te agachaste y comenzaste a recoger todo aquel lío mientras te disculpabas. Yo no podía creer que fueras tú, la chica que llevaba observando todo aquel tiempo, era increíble. Me agaché y te ayudé a recoger los papeles, no dije nada, te tenía así de cerca, con tu piel enrojecida de la carrera o de la vergüenza no sé muy bien, tus ojos estaban brillantes, oscuros por la poca luz, tus dedos me rozaron el dorso de la mano, estabas fría y tenías la piel muy suave. Eras perfecta.

miércoles, 14 de marzo de 2012

QUERIDOS DIOSES QUIERO ALAS PARA PODER VOLAR MUY MUY LEJOS...


Yo, quiero vivir en libertad, sÍ, quiero poder gritarle al viento lo que siento sin que nadie se ofenda, sÍ quiero ser esa, la que sonrie, la que llora sin vergüenza, sí quiero poder volar muy muy lejos, poder escapar de estas prisiones que no me dejan marchar tranquila.
Yo, quiero huir lejos de aquí, sí, aunque suene cobarde, quiero caminar durante horas y horas en un lugar desconocido, entre árboles, entre ríos, entre valles y lagunas, sí en un lugar dónde la humanidad no exista, en un lugar en el que los sentimientos no hagan daño.

lunes, 12 de marzo de 2012

LA EFÍMERA SOLEDAD


La soledad de los malditos suena a peli de miedo.
Pero es así como discurren los días cuando tienes la sangre espesa en las venas y las lágrimas acumuladas en los ojos. A pesar de estar rodeada de gente, a pesar de estar dónde quería estar, viviendo en una ciudad maravillosa que cada día me aporta algo nuevo, noto como todo a mi alrededor se tambalea.
Tal vez sea que tengo sueño, tal vez sea que echo de menos mi "hogar", tal vez sea que no soy tan fuerte como parezco.
Los malditos somos nosotros, aquellos que no sabemos apreciar lo que tenemos, la soledad es lo que nos consume desde dentro.

viernes, 9 de marzo de 2012




No puedo evitar pensar en ti, a pesar del tiempo, de los días, de las horas...

No puedo evitar sumergirme en los recuerdos y verte de nuevo a mi lado, los dos tumbados en esa cama abrazados y no, tocándonos y no, y los sentimientos encontrados de uno y otro, siempre ahí detrás de nosotros.

martes, 6 de marzo de 2012

UN SUEÑO ESCABROSO

Me sentía como hace ya muchos años que no me siento. Insignificante.
Mi madre al lado mía me hablaba de algo, pero no lograba escuchar lo que me decía. De repente la puerta se abrió y apareció mi padre, tal y como yo lo recuerdo gracias a una vieja foto, tambaleándose se agarró al m arco de la puerta y ví en sus ojos esa vidriosidad típica de los borrachos. Sus labios se extendieron en una sonrisa maligna, bucólica, ridícula...que me dejó clavada en el suelo.
Todo se envolvió en un torbellino de ideas, de recuerdos, de sensaciones...mis manos agarraban su ropa, le tendían una taza de café, le limpiaban la cara quitando restos de copas...
¿Por qué no puedo recordarlo de otra manera?

domingo, 4 de marzo de 2012

EN UN MUNDO PERFECTO




¿Nunca os habéis parado a pensar lo perfecto que es todo en una bola de cristal?

La placidez ahí dentro no es una situación etérea es un hecho palpable, deseable por mí por supuesto en parte.
En un mundo perfecto yo no tendría porque escribir en este blog, no tendría porque quedarme sin dormir por las noches, en un mundo perfecto no existiría el dolor, todo sería perfecto.
Pero en un mundo perfecto no existiría la dicha y el amor, no existiría la exquisited ni la memoria...porque nada sería demasiado vulnerable, adorable o tangible para poder amarlo, porque sin imperfecciones, sin complejos y odios no tendríamos la medida del amor, de la sensated o de la empatía.
En un mundo perfecto yo no existiría, ni tú tampoco existirías.


sábado, 3 de marzo de 2012

¿YO?

Un regalo envuelto en seda, una mirada perdida en tus ojos, un sueño roto en el suelo, una caricia hecha de retales, una hora de tu vida, una sonrisa pintada, unos recuerdos olvidados...
Somos eso y más. Somos la lluvia que cae firme, la lluvia que no molesta, la lluvia que gusta, la lluvia que entristece.
En los amaneceres que nos acompañaran no habrá más recuerdos que los que son de verdad buenos recuerdos. Si me miras a la cara no verás más que a una niña, si miras en mis ojos verás la profundidad de mis años, si miras mis manos verás que tengo callos, si ves en mi corazón te encontrarás con muchas cicatrices.
Pero más allá de mis amaneceres, más allá de mis cicatrices, más allá de lo que somos o no, están las ganas de seguir, de creer y de encontrar un no retorno.