Deslizo
mi mirada por tu perfil, que serio estás, el sol le ha sacado
a tu piel un brillo dorado, eres como un dios griego, me gustaría
ver tu cabello largo y descurbrir sus matices, pero como siempre lo
llevas tan corto, no me extraña que la gente piense que eres
un skin o algo así, bueno, tienes el cabello castaño
claro eso seguro.
¿Por
qué no me cuentas lo que te pasa? Tienes la mirada perdida,
hoy tus ojos color miel no me acosan, solo veo tus pestañas
inclinadas, tristes, sin ritmo.
Hoy
tus labios no se despertaron con ganas de besar, sólo un casto
beso en la comisura de la boca, pero me basta. Tan solo un poco de ti
me basta. No hace falta que me lo des todo, no, no hace falta.
A
pesar de tu tristeza, yo me siento feliz, sí, ¿por
qué?, pues porque tengo tus dedos entrelazados con los mios,
de vez en cuando me aprietas la mano y suspiras, sí, estoy
aquí y no me voy a marchar.
Hay
una pequeña brisa que agita los árboles ya verdes y
brillantes, mi cabello revolotea y respiro profundamente tu aroma
arrastrado hacia a mi. Tierra, lluvia, pino, clavo, madera...
OOO
No
tendría que estar reteniéndote, tienes que estudiar,
tienes que escapar de aquí. Pero soy demasiado egoísta,
te quiero para mi sólo, nadie más puede tenerte, nadie.
Sí, claro que no me perteneces, soy yo el que te pertenece,
eres demasiado libre, eres como el agua, te escapas de mis manos,
pasando por encima de piedras, pero te deseo por todo eso y más.
Me
gustaría ser como tu, poder mirar por encima del hombro y no
avergonzarme de nada ni de nadie.
¿Qué
diablos has visto en mí? No te merezco. Eres perfecta. Y yo
soy un despojo.
Me
gustaría acercarme más a ti, poder apoyar la cabeza en
tu pecho, escuchar el retumbar acelerado de tu corazón y
olerte, sé que hueles a canela, a limón y a tierra
mojada, hueles a libertad. Me gustaría alargar una mano y
jugar con tu pelo, a veces es rojo, otras naranja, otras rubio...tu
pelo esconde el sol. Me miras fijamente, te apoyas en mi hombro y
suspiras, yo suspiro contigo, te veo no te veo, pero siempre te
siento.
Te
abrazo y te acurrucas en mi pecho, sentados contra el murete de
piedra vemos toda la loma del parque iluminada por el sol, los perros
que corrotean de un lado a otro, los viejos con sus bastones y sus
juegos de cartas, las parejas que se dan el lote, los adolescentes
que fuman algo de efímera felicidad, y nosotros, que estamos
descubriendo como amarnos.
Levantas
el rostro hacia mi y sonríes, tus ojos están
brillantes, tan verdes como los árboles, tan amarillos como el
sol, tan marrones como la tierra, son la Naturaleza, ella está
en tus ojos.
-¿En
que piensas?-pienso que esa pregunta nena está sacada de una
peli yanqui romántica.
-En
que estamos descubriendo como amarnos.
Te
ríes como una loca, como a mí me gusta, te frotas la
nariz, sacudes el pelo y murmuras “imbécil”, vuelves a
apoyarte en mi hombro, sigues riéndote, cojo tu barbilla y
beso tus labios que son mi puerto seguro. No sé si te amo,
pero te quiero.