viernes, 4 de mayo de 2012

CHAPTER 3


Me sentía totalmente ridículo después de aquel absurdo tropiezomañanero.Seguíamos yendo los dos a la misma parada de autobus, seguíamos con nuestra rutina diaria, seguíamos llevando nuestras mochilas colgadas del hombro o nuestros anoraks para la lluvia.La estación avanzada incansable, la lluvia era incansable. Pronto notamos los fríos brazos del inviernos arropándonos.Nunca me había sentido tan cobarde en mi vida, era tan asqueroso verme allí, día tras día observándola, memorizando sus rasgos, guardando como tesoros cada unos de sus movimientos.Las clases como siempre se hacían eternas, largas horas sentado en aquellas sillas derruidas, intentando dar con un futuro que se resistia venir a mi.Rodeado siempre de persnas que en realidad no conocía.
OOO
Primavera.Verano.Otoño. Algo ha pasado.Invierno. ¿Quién eres?Mi estación favorita había llegado. Los árboles estaban desnudos, excepto los escasos abetos y pinos que había en el barrio. Las calles de asfalto viejo estaban siempre húmedas y los periódicos con la tinta corrida. Sí, el Invierno es mi estación favorita.Me moví con rigidez por la acera notando los brazos algo apretados embutidos en un jersey de lana y el anorak para la lluvia. En la calle apenas había luz y los establecimientos comenzaban a desperezarse, sí, estaba sola, sólo acompañada por algún que otro gato callejero y algún que otro ladrido de perro.El sol llevaba días sin salir, las densas nubes cubrían el cielo como un manto.Noté esa presencia detrás de mis pasos. Era una presencia conocida. Sus pasos se volvieron más suaves, menos rápidos. Ví por encima de mi hombro y no pude evitar sonreír. Ese chico es tan mono. Tiene una mAnera de caminar desenfadada, no camina dando saltos con la punta de los pies, ni tampoco los arrastra, no los tuerce ni inclina las rodillas como un gorila. Camina erguido, las piernas rectas y seguras, los hombros en un balanceo casi felino, una mano sujetando la mochila en el hombro izquierdo, la otra en el bolsillo del vaquero roto. Lleva unas bambas anchas y cómodas, un anorak verde ocre y una gorra Nike calada. Puedo intuir que tiene unos ojos bonitos, tal vez azules, tal vez verdes; sus labios son gruesos, no demaiado para un chica, si para un chico, seguro que tiene una sonrisa preciosa, aunque nunca lo he visto sonreír cuando habla con sus amigos. Sí, es muy mono.Mañana tras mañana nos seguimos el paso, un día yo detrás, al siguiente tu detrás. Llegamos a la parada y nos ponemos cada uno en nuestra esquina favorita, tu contra el muro con la pierna dobrada hacia atrás y yo sentada junto al cubo de basura.Una estampa mañanera perfecta, observándonos sin vernos, mirándonos, sin entendernos.

1 comentario:

  1. Se me ha encogido el corazón al llegar al final... es una escena fantásticas, dos desconocidos compartiendo una rutina, pensando en uno en el otro sin intercambiar palabras ni miradas... Me encanta...
    Besos mentales.

    ResponderEliminar