sábado, 10 de noviembre de 2012

CHAPTER 6


En estos momentos me siento tonta, muy tonta. Triste como nunca, deprimida y desesperada porque estaba loca solo de pensar en que ya te habías aburrido de mi.
Y ahora estoy aquí sentada en el borde de mi cama. Tu apoyado contra el escritorio lleno de los papeles mojados por mi lágrimas con trazos nerviosos e irregulares de mi enfado. Mi enfado contra ti, por haberme olvidado, por no llamarme, por no venir a buscarme...
Y ahora sentada en el borde de mi cama, tu apoyado en mi escritorio. Cubres el rostro con una mano magullada en los nudillos pelados, cubres tu vergüenza por haber sido golpeado, cubres la belleza que amo.
-¿Estás bien?- pregunto con la voz trémula y ronca del llanto.
-Si- tu voz es plana sin revelarme nada.
-¿En serio?- apartas la mano del rostro y me miras con ojos entrecerrados- No lo parece...
-Estoy bien, es solo que estoy cansado- te levantas y te quedas parado como una estatua, me miras...¿me miras?
El silencio vuelve a rodearnos, es intenso, pesado y frío. Si, muy frío. Agacho la cabeza, me miro las mano entrelazadas encima de mis piernas, las lágrimas vuelven a acumularse tras mis ojos. Noto que te pierdo.
-No te preocupes por nada. Estoy bien. Estamos bien- me dices con seguridad.
-¿En serio?- las lágrimas asoman y se deslizan por mis mejillas.
¿Por qué diablos solo lloro contigo?¿Por qué no puedo aguantar hasta que te vayas?
-En serio, confía en mi- noto una sonrisa en tu tono- Parece que nunca te crees nada de lo que digo, siempre con “¿en serio?”.
Te agachas a mi altura, estás de rodillas frente a mi, me coges las manos frías y las calientas con las tuyas, noto la aspereza de tus palmas.
Te miro el rostro, dios...¿qué te han hecho?. Tu ojo izquierdo amoratado, tu labio partido, y tu mejilla izquierda lacerada.
-¿Cuantos golpes más tienes?- te acaricio el rostro con mi mano y cierras los ojos, tu semblante parece relajado ahora.
-Tengo alguno más, pero nada grave, pequeña. Nada que no pueda soportar- me guiñas un ojo y sonrío.
-Pensaba que estabas enfadado conmigo...
-No quería meterte en mis problemas...
-Pensaba que te habías aburrido de mi.
Me miras de hito en hito, contienes una sonrisa, agachas la cabeza, suspiras.
-Nunca me voy a aburrir de ti.
-¿Por qué no?
-Todavía me faltan muchas piezas para resolver tu puzzle.
-¿Cuando las tengas todas me dejaras?
-Es imposible tenerlas todas, estás en constante cambio, evolucionando. Nunca lograré aburrirme de ti, aunque lo intente, me coges la cara con las manos y me besas con fiereza.