La lluvia hace que la vida te de la sensación de que el tiempo no corre. Un invierno lleno de sonrisas tristes y sarcásticas, forzadas e inútiles carcajadas, que no son nada más que el reflejo de lo que le sucede a mi alma desde su encierro de carne.
He descubierto que es inútil luchar contra la lluvia y el viento, y por lo tanto el paraguas queda relegado colgado de algún tirador; y eso es lo que estoy haciendo con mi vida y sus cosas, dejarla a un lado, colgada, esperando a que el tiempo mejore.
La vida es una lucha constante y cruel, donde no importa lo que hagas: como decían en Match Point, no se trata de tener virtudes si no de suerte. Y eso es precisamente lo que creo que no tengo: suerte. Nacida estrellada y morirá estrellada, susurran las voces de mi alrededor.
La gran cuestión es si esta caída hacia los infiernos se dosificara hasta que el Ángel de la Muerte me visite, o si será una crisis tan acusada que un día me dolerá tanto el pecho que mi corazón dejará de latir y pueda al fin dormir sin sobresaltos.