No he tenido el valor hasta ahora para plasmar con palabras esas sensaciones que sentí al volver a verte.
Fue extraño, difícil, y para que negarlo, excitante.
Me despedí de mi madre, intentando fijar en mi olvidadiza memoria el contorno de su cara, sus suaves arrugar como telarañas de sus ojos, y el color plata de su cabello suave y fino. Dejé la mochila de lona al fondo del maletero del viaje autobús. Qué extraño...¿no solían poner para esta ruta los más nuevos?
Subí las inclinadas escalerillas, dándome un golpe en la espinilla y sobresaltando al conductor ante mi soez taco.
Recorrí el estrecho pasillo intentando tener cuidado de no darle a alguien en la cara con mi bolso, tenía que empezar a usar bolsos más pequeños, parecía que llevaba un petate militar...
Quería ponerme en los asientos del fondo, solían ir vacíos y podía estirar las piernas y echar una pequeña cabezadita, se me da tan mal madrugar.
Pero los asientos traseros estaban ocupados, recorrí con la mirada los asientos y...te ví.
Mierda, mierda, mierda...¿qué hago?
Pensé en hacerme la loca y no saludar, bajarme del autobús, sentarme en un asiento y moverme lo menos posible...pensé en ponerme el anillo único del Señor de los Anillos y hacerme invisible.
Ahí está...esa mirada, esos ojos que me recuerdan al verano...¿cuantas veces conté esas pecas?...infinitas...
-Ey...hola, ¿qué tal?
Silencio. No seas estúpida, no te comportes como una estúpida, R-E-A-C-C-I-O-N.-A.
-Hola, bien...esto...¿y tu por aquí?
-Ya sabes, me vuelvo...estudiar y esas cosas- me guiñas un ojo...¿pero qué...?
-¿Estudiar?...¿Pero tú sabes lo qué es eso?
-Parece ser que sí...hay que crecer, madurar, evolucionar.
-Evolucionar no siempre es algo bueno- ha sonado como una crítica.
-¿No te gusta que haya...cambiado mis metas?- en tu tono de voz noto un poco de desconcierto-Pensaba que era lo que me pedías siempre, que madurara.
-Mmmmm...-no sé que decir, ¿qué tal si dices la verdad y dejas de jugar? me dice me conciencia- Tú siempre me has gustado tal y como eres...sólo quería hacerte ver que había vida más allá del barrio.
-Ya-me miras de soslayo, te mueves inquieto en el asiento-¿Te sientas o vas a quedarte ahí de pie?
-Si, si...-miro alrededor, mierda, joder...todo ocupado.
-Puedes sentarte a mi lado, así nos ponemos al día- se ríe.
-Claro- me siento a su lado y me muero un poco por dentro al ver asomar por el borde de su camisa de cuadros la pulsera de hilos de colores que le regalé hace mucho tiempo.
-¿Prefieres sentarte en el lado de la ventana?
-No, estoy aquí bien- tengo más facilidades de escapar si estoy en lado del pasillo.
El autobús se mueve y salimos de la estación, recorriendo a bastante velocidad la ciudad que empieza a despertar bajo un manto de nubes grises y un viento frío.
Un viento frío que no calma el rescoldo de fuego que ha despertado en mi corazón.
-Te he echado de menos- digo en un susurro imperceptible.
-¿Has dicho algo?- preguntas mirándome acusador, con tu ancha y larga mano sosteniendo tu barbilla mientras tu largo índice acaricia despistadamente tus carnosos labios.
El ente deviene y todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa. El principio del fuego se refiere al movimiento y al cambio constante en el que se encuentra el mundo.
martes, 15 de enero de 2013
jueves, 10 de enero de 2013
CHAPTER 8
Ya
había dejado de preocuparme de los peros, los quizás y
los “y si...”. Todo aquello era basura para mi autoestima y para
mis metas. No tengo ningún plan, no espero conseguir nada
maravilloso, ni quiero un “para siempre”.
Ahora
mismo vivo el momento, me encierro en la dicha que siento, dejándome
acunar por la extraña y cálida felicidad que me inunda.
Yo
sé de sobra que no voy a ser alguien recordado por muchos y
durante mucho tiempo, ni tan siquiera mis unas absurdas palabras en
un papel.
Admiro
la belleza de hombre y de persona que tengo durmiendo junto a mi, le
cuento una a una sus largas pestañas morenas, resigo con la
lengua en la costura de mi boca la forma de sus labios tan sensuales,
deslizo mis dedos por los suyos fuertes y largos, me quedo extasiada
con su aroma.
Cierro
los ojos y me dejo llevar al mundo que él y yo hemos creado,
donde ya no existe el dolor, ya no nos espera hipocresía,
donde ya no hay lugar para la destrucción.
Ahora
solo miramos hacia delante, acarreando el pasado bien guardado en los
confines de nuestra memoria, siguiendo con nuestra vida, esperando
otra. Hasta el día en que nos vayamos definitivamente.
martes, 1 de enero de 2013
Nunca he hecho eso de la lista de propósitos de Año Nuevo, ni he bebido champán con una alianza de oro en el fondo de la copa, tampoco he besado a nadie tras la última campanada...No creo en el destino, ni en la vida; dudo de la existencia de la suerte; y hace bastante que he perdido toda esperanza.
Pero eso no quiere decir que no siga estando feliz con mi vida y que no tenga ambición, la tengo, pero se mantenerla a raya para que no se coma el espíritu de cada día: soy de las que celebra cada nuevo día y de las que disfruta de cada segundo aunque me encuentre tirada en mi cama mirando al techo.
Espero que seáis tan felices como en el 2013, como lo fui yo en el 2012.
Etiquetas:
Fin de Año 2012,
Hojas Secas-Vigo
Suscribirse a:
Entradas (Atom)