martes, 1 de enero de 2013

Nunca he hecho eso de la lista de propósitos de Año Nuevo, ni he bebido champán con una alianza de oro en el fondo de la copa, tampoco he besado a nadie tras la última campanada...No creo en el destino, ni en la vida; dudo de la existencia de la suerte; y hace bastante que he perdido toda esperanza.
Pero eso no quiere decir que no siga estando feliz con mi vida y que no tenga ambición, la tengo, pero se mantenerla a raya para que no se coma el espíritu de cada día: soy de las que celebra cada nuevo día y de las que disfruta de cada segundo aunque me encuentre tirada en mi cama mirando al techo.
Espero que seáis tan felices como en el 2013, como lo fui yo en el 2012.

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