martes, 15 de enero de 2013

Caminos separados: fase 3

No he tenido el valor hasta ahora para plasmar con palabras esas sensaciones que sentí al volver a verte.
Fue extraño, difícil, y para que negarlo, excitante.
Me despedí de mi madre, intentando fijar en mi olvidadiza memoria el contorno de su cara, sus suaves arrugar como telarañas de sus ojos, y el color plata de su cabello suave y fino. Dejé la mochila de lona al fondo del maletero del viaje autobús. Qué extraño...¿no solían poner para esta ruta los más nuevos?
Subí las inclinadas escalerillas, dándome un golpe en la espinilla y sobresaltando al conductor ante mi soez taco.
Recorrí el estrecho pasillo intentando tener cuidado de no darle a alguien en la cara con mi bolso, tenía que empezar a usar bolsos más pequeños, parecía que llevaba un petate militar...
Quería ponerme en los asientos del fondo, solían ir vacíos y podía estirar las piernas y echar una pequeña cabezadita, se me da tan mal madrugar.
Pero los asientos traseros estaban ocupados, recorrí con la mirada los asientos y...te ví.
Mierda, mierda, mierda...¿qué hago?
Pensé en hacerme la loca y no saludar, bajarme del autobús, sentarme en un asiento y moverme lo menos posible...pensé en ponerme el anillo único del Señor de los Anillos y hacerme invisible.
Ahí está...esa mirada, esos ojos que me recuerdan al verano...¿cuantas veces conté esas pecas?...infinitas...
-Ey...hola, ¿qué tal?
Silencio. No seas estúpida, no te comportes como una estúpida, R-E-A-C-C-I-O-N.-A.
-Hola, bien...esto...¿y tu por aquí?
-Ya sabes, me vuelvo...estudiar y esas cosas- me guiñas un ojo...¿pero qué...?
-¿Estudiar?...¿Pero tú sabes lo qué es eso?
-Parece ser que sí...hay que crecer, madurar, evolucionar.
-Evolucionar no siempre es algo bueno- ha sonado como una crítica.
-¿No te gusta que haya...cambiado mis metas?- en tu tono de voz noto un poco de desconcierto-Pensaba que era lo que me pedías siempre, que madurara.
-Mmmmm...-no sé que decir, ¿qué tal si dices la verdad y dejas de jugar? me dice me conciencia- Tú siempre me has gustado tal y como eres...sólo quería hacerte ver que había vida más allá del barrio.
-Ya-me miras de soslayo, te mueves inquieto en el asiento-¿Te sientas o vas a quedarte ahí de pie?
-Si, si...-miro alrededor, mierda, joder...todo ocupado.
-Puedes sentarte a mi lado, así nos ponemos al día- se ríe.
-Claro- me siento a su lado y me muero un poco por dentro al ver asomar por el borde de su camisa de cuadros la pulsera de hilos de colores que le regalé hace mucho tiempo.
-¿Prefieres sentarte en el lado de la ventana?
-No, estoy aquí bien- tengo más facilidades de escapar si estoy en lado del pasillo.
El autobús se mueve y salimos de la estación, recorriendo a bastante velocidad la ciudad que empieza a despertar bajo un manto de nubes grises y un viento frío.
Un viento frío que no calma el rescoldo de fuego que ha despertado en mi corazón.
-Te he echado de menos- digo en un susurro imperceptible.
-¿Has dicho algo?- preguntas mirándome acusador, con tu ancha y larga mano sosteniendo tu barbilla mientras tu largo índice  acaricia despistadamente tus carnosos labios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario