martes, 28 de agosto de 2012

Mio, solo mio.

De nuevo al final de otro día. 
Y no queda nada más que el llanto. Inmenso. La congoja, la soledad rodeada de personas. La vida, sin vivirla.
Un cerilla que enciende un nuevo cigarrillo, una calada más que mata mis ansias de ese algo que me carcome por dentro. ¿Es la esperanza?¿Es la desesperación?¿Cual nuevo sentimiento se abre a tajos por mi pecho?
La cabeza, me da vueltas, se hunde en mi ser y me duele cada nervio de mi mutilado ser. 
El llanto, ese llanto que se cuela por mi ventana, esa llamada a la compañía y la esperanza. Te tengo y no, pequeño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario