viernes, 6 de abril de 2012

CHAPTER 2


La vida es muy incierta. A veces cojes un camino y te das cuenta de que te has equivocado, pero aún así, aunque tengas la oportunidad de rectificar sigues adelante, por cabezota.
Te encuentras con que ese camino no es tan bonito como te lo habías imaginado, está lleno de baches. Más bien es un camino de tierra, que cuando llueve se enloda y te hundes hasta las rodillas; tiene muchos desniveles y no puedes ayudarte de un remolque para acarrear tus cosas. No, tienes que cargar solamente tú con ellas, y acabas hundido y cansado, con el peso del mundo sobre los hombros.
Pero todo eso da igual cuando a pesar de haberte equivocado de camino encuentras una bifurcación que te lleva hasta la vía general de la vida. Ella fue mi vía. Y así fue como encontré mi camino.
Podía haber elegido una profesión, después buscar una casa, elegir una hipoteca, levantarme a las siete de la mañana, llegar a las tres a comer, ver las noticias sentado en un sofá que se hunde, ir al gimnasio para porder verle los culos a las mujeres jóvenes...podía haber elegido el camino fácil. Pero no, eso no iba conmigo.
Desde hacia demasiado tiempo ya, las calles aunque suene a tópico, eran más mi casa que aquellas cuatro paredes de escayola donde dormía. Era lo que se decía una caja de zapatos vacía.
Todas las mañanas salía de mi habitación con la cabeza bien alta, jurándome que aquel sería un nuevo comienzo, pero al entrar en aquellas angostas clases mis sueños, mis miles de promesas nocturnas, mis ansias de más se esfumaban.
Pero desde aquel día logré salir un poco de mi pozo particular, ví esa luz al final del tunel, era tu sonrisa tímida, la primera que me ofreciste y que nunca logré olvidar.
Escribí desde entonces con rabía cosas que llevaban enterradad en mi memoria mucho tiempo, dejé cosas atrás que ya no quería tener a mi lado, volví a soñar un trozo de mi vida, grité por dentro cada vez que me rendía.
Nunca supe que aunque me hubiera rendido mil y una veces más lograría volver a ese lugar donde pude crecer, donde aprendí a vivir conmigo mismo. Nunca comprendí que aunque ella no hubiera aparecido toda mi vida hubiera cambiado igual porque era el momento de hacerlo.
Tras largos momentos de reflexiones todo cambio.

1 comentario:

  1. me siento muy identificado con mucho de lo que sentís y escribís, amiga. un saludo desde el otro lado del charco.

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