miércoles, 13 de junio de 2012

11/Junio/2012

Raro. Diferente. Sublime. Maravilloso. Extraño. Difícil. Peligroso.
Me encantó.
Si, tu y yo. Solos, los dos. Sin nadie más, sin ninguna opinión que pudiera contaminar lo que sentíamos, lo que deseábamos.
Y fue así como volé, como reboté, como me desintegré.
Y surgí de nuevo de mis cenizas como cualquier otra ave fénix, y me llevaste de la man por senderos insospechados, nublados, oscuros y olvidados. Y no puedo olvidar la tensión en mi estómago, el latir de tu corazón contra mis pecho, la suavidad de tus labios en los míos o el baile de nuestras lenguas que se persiguen en besos eternos.
Aún tengo tu miraba clavada en mi, con esa mezcla de miel y de medianoche que me extasían, tus dedos jugando con mi pelo o tu respiración que me cuenta cosas al oído.
Todo esto, y todo lo que no puedo expresar con palabras porque es demasiado hermoso.
Todo eso que siento, que siento aquí dentro y tengo miedo de explotar y de morir en el intento. Todo eso que vuelvo a sentir, y sabes o no que es por ti.

2 comentarios:

  1. Al parecer de un día inolvidable puede salir algo más, esta entrada por ejemplo :) lo que más me ha gustado es tu comparación con el ave fénix, adorable...

    Besos mentales.

    ResponderEliminar
  2. Encantador blog el tuyo, un placer haberme pasado por tu espacio.

    Saludos y buen fin de semana.

    ResponderEliminar